Capítulo 27, versos 39-44
39
Cuando vino el día, los marineros no reconocían la tierra
40
Soltaron las anclas que dejaron caer al mar
41
Pero tropezaron contra un lugar con mar por ambos lados, y encallaron allí la nave
42
Los soldados entonces resolvieron matar a los presos, no fuera que alguno se escapase a nado
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pero el centurión, que quería salvar a Pablo, se opuso a su designio y dio orden de que los que supieran nadar se arrojasen los primeros al agua y ganasen la orilla
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y los demás saliesen unos sobre tablones, otros sobre los despojos de la nave. De esta forma todos llegamos a tierra sanos y salvos.